¿Os
habéis preguntado alguna vez porque inscribimos a nuestros hijos en actividades
extraescolares para que aprendan lo que no aprenden en el colegio? ¿No
evidencia este hecho el fracaso de nuestro sistema educativo?
A
pesar de que en primaria se imparten dos horas de música a la semana, si
queremos que nuestros hijos aprendan a leer o a interpretar música nos vemos
obligados a buscar dicha formación fuera de la enseñanza obligatoria. Algo
falla cuando tras 6 años en primaria un alumno no es capaz de leer o
interpretar una partitura.
Lo
mismo pasa con la asignatura de educación física. ¿Para qué sirve realmente
esta asignatura? ¿No sería más útil que en ella se enseñara a los niños a nadar
o a montar en bicicleta? Al parecer, lo único que ha cambiado en esta asignatura
desde mi infancia es el nombre de la misma. Ahora los profesores se enojan si
la llamas gimnasia.
Pero
el paradigma de la ineficiencia son los idiomas. Si de verdad quieres que tus
hijos aprendan un idioma, matricúlales en una buena academia o contrata un
profesor nativo. La enseñanza escolar en idiomas ha sido tradicionalmente tan
nefasta que en algunos casos hemos tenido que desaprender lo aprendido porque
nos lo enseñaron mal. Me refiero sobre todo a la pronunciación. En este aspecto, parece que si se están dando
algunos pasos en la buena dirección, me refiero al programa del bilingüismo en
los colegios. En los colegios bilingües de la Comunidad de Madrid, por ejemplo,
hay al menos una hora de clase a la semana con un profesor de apoyo nativo.
Además, los profesores que imparten asignaturas en inglés tienen que tener una
cierta acreditación en el idioma en el que la imparten que reconozca su dominio
de la misma
Este
fenómeno no para de crecer, la última de las asignaturas que se ha visto
reflejada en el mundo de las actividades extraescolares es la de matemáticas.
Se están expandiendo rápidamente los centros Kumon como solución a los
problemas que nuestros hijos tienen con las matemáticas.
¿A
qué se debe el éxito de tantas actividades extraescolares? ¿A la falta de tiempo para estar con nuestros
hijos? No creo, inscribir a nuestros hijos en una actividad extraescolar nos
supone muchas veces tener que acompañarlos para llevarlos o traerlos. ¿Será
para mejorar el bajo rendimiento de nuestros hijos en ciertas asignaturas para
las que necesitan un apoyo extra? En algunos casos es así pero en otros los
niños no tienen dificultades en el colegio y también participan en actividades
extraescolares.
Personalmente
creo que la proliferación de tantas actividades extraescolares son el resultado
del descredito al que ha llegado nuestro sistema educativo y de la desconfianza
que nos genera. Ni lo que se enseña a nuestros hijos en el colegio nos parece adecuado
en un mundo tan competitivo como el actual ni la metodología con la que se
enseña parece suficientemente buena a juzgar por los pésimos resultados que
obtienen nuestros hijos en los informes PISA.
Si
el sistema actual de enseñanza no es capaz de dar respuesta a nuestras
necesidades resulta natural que busquemos la respuesta fuera del sistema.